Así, el Temple aparece en Artajona

A Navarra llegan los templarios a partir de 1127, con excelente acogida de los tres últimos reyes de la dinastía Garcés: García Ramírez, Sancho el Sabio,Sancho el Fuerte, que cubren los cien años que van de 1134 a 1234.

Ellos entienden que aquel grupo de hombres disciplinados, que saben combatir y trabajar, respetuosos con la autoridad, son un buen apoyo para la Corona. En Navarra, no hay ya reconquista. Pero sí hay tierras ya abandonadas, mal comunicadas, pobres y tristes. Y los caballeros no aman la ciudad, prefieren el campo. Ya Bernardo de Claraval (en 1128 el Concilio de Troyes aprueba la Regla del Temple redactada por este aristócrata) les decía que "los guerreros no deben vivir en la ciudad, ésta les corromperá". Y citaba la Biblia: Henoc, la primera ciudad del mundo. fue fundada por los hijos de Caín. En el fondo para los templarios , todas las tierras eran "tierra santa".

Sin embargo, el Camino Francés había concentrado sobre sus estrechos márgenes gran parte de la población, la riqueza y la cultura del Reino; mientras que valles interiores de Navarra y Aragón permanecían estancados en sus tradiciones casi paganas, su escaso comercio y su endogamia familiar y cultural. Por otra parte, el Camino estaba en manos de los monjes de Cluny; tampoco sería irrazonable implantar otra Orden distinta.

Así, el Temple aparece en Artajona; en 1142 los acoge la piedad del Rey García Ramírez. La Vera-Cruz de la Iglesia San Pedro y la Virgen de Jerusalén proceden de la Cruzadas. También el mismo año se les entrega "la población vieja" de Puente la Reina, a raíz de la construcción del primer puente de piedra, en el que habían participado expertos procedentes de las escuelas de cantería del Temple. Se decía entonces que los caballeros habían estudiado durante años las estructuras, dimensiones y bóvedas del Templo de Jerusalén, dictadas por Dios a David y a Salomón; y que mantenían aún el secreto de los sólidos puentes, los atrevidos arbotantes y las altas bóvedas que iluminaron las primeras catedrales de Europa. Tiempos del optimismo gótico, cuando las Vírgenes eran sonrientes, las columnas esbeltas, los vitrales deslumbradores; cuando partían cantando los cruzados y las catedrales eran blancas. En Puente se construyó la Iglesia del Crucifijo en dos naves, como las sinagogas judías, con la más importante dedicada a María. Pronto hubo Hospital de Peregrinos en Bargota y cerca, en Eunate, la más bella capilla de la Orden en Navarra, de planta octogonal, en recuerdo de Jerusalén y como símbolo de la unión entre lo eterno (el círculo) y lo terrenal (el cuadrado) que desarrollan el octógono. Puente fue residencia del Prior.  Y en la Ribera del Ebro, el mismo Rey García les donó Alcanadre y Novillas, encomienda matriz de las cercanas de Borja, Buñuel y Ribaforada; Villa esta última donde los caballeros conservaron y habitaron, casi sin cambios, el castillo moro y la antigua mezquita.

Romanos, godos, árabes, templarios y judíos. Navarra hasta el siglo XV. Francisco José Saralegui

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *