El Temple en territorio navarro

La irrupción del Temple en territorio navarro, al igual que la del Hospital de San Juan, queda encuadrada en un momento en el que, en apenas varios años, se suceden dos hitos históricos de gran repercusión política y social: la muerte sin sucesión del Batallador, en septiembre de 1134, y, como consecuencia de esta, la posterior entronización de Garcia Remirez como rey de Pamplona. Si el referido testamento del Batallador constituye una de las piezas clave en el primigenio establecimiento y despliegue de estas instituciones monástico-militares dentro del territorio peninsular, los nuevos acontecimientos políticos y sociales que se suceden tras su fallecimiento, derivados de la citada proclamación de Garcia el Restaurador como rey de Pamplona, contribuyeron decisivamente a la consolidación de este proceso de implantación de estas órdenes internacionales en el ámbito navarro. Por un lado, la concesión otorgada por el nuevo soberano pamplonés de la villa y castillo de Novillas a la Milicia del Temple y al Hospital, en 1135, un enclave fronterizo convertido poco después en la principal sede comendaticia del Temple en el valle medio del Ebro y, por otro, el ingreso de los principales barones pamploneses encabezando la lista de miembros de la cofradía del Temple, con el propio Garcia Ramirez como confrater Templi. Ambos constituyen dos hechos de gran trascendencia e importancia capital que preludian el respaldo sistemático que este monarca y sus más estrechos colaboradores van a dispensar a esta institución cruzada, en particular hasta el final de su mandato político.

Los Templarios en Cintruénigo. Contribución al estudio de la Orden del Temple en el Reino de Navarra (aigloXII). Salvador Remírez Vallejo

 

 

 

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